sábado, 29 de enero de 2011

HIGHLINE PARK/ Entre el cielo y el suelo


Hasta el metal más duro florece al toque de un amor verdadero.

Se llama High Line y es una vía de tren construida en 1930, abandonada en 1980 y hoy transformada en parque para caminar, abierto en 2009. Palabra clave y fantásticamente frecuente en Nueva York: Gratis.

Este lugar me parece especial por varias razones. La primera, como dije, porque la entrada es libre, fue creado para la gente. La segunda, porque esa gente, la que hoy camina por el parque, fue la encargada de votar y elegir el diseño que más le gustara entre varias propuestas de arquitectos sometidas a la opinión publica. La tercera, porque desde aquí se tienen vistas maravillosas de la ciudad y con sólo subir algunos escalones el horizonte se amplia y a uno se le amplían por consiguiente, los ojos, los pulmones y el alma.

Este jardín es sitio para conversaciones dulces, besos enamorados, abrazos de foto y un encuentro con la arquitectura hecha para vivirla, caminarla, sentirla y disfrutarla. Este lugar obliga sitio en la memoria del local y del viajero por igual.

La mejor manera de acceder al High Line es ir a la esquina de la Calle 14 con Avenida 10. En este momento no todo el parque está terminado entonces desde allí se puede iniciar el recorrido hasta el ultimo tramo habilitado para los visitantes. Si se camina en ese sentido se va al norte, por encima de la ciudad, y las visiones son emocionantes. Una buena recomendación es cada tanto mirar hacia atrás… podría sorprenderte una Lady en Libertad.

Al final de la caminada, bajo el sol o con el frío, el paseo apenas comienza. Del cielo se baja al suelo, de nuevo a la 14 con 10, y entonces el invitado del High Line se adentra en el Chelsea Market. Pastelerías que halan con el aroma de pies de manzana en la puerta del horno y mermeladas para llevar como recuerdo o regalo, tiendas de vinos y mariscos, sitios para almorzar, café recién molido. La tarde se le va a uno de las manos y los ojos no alcanzan a ver, la nariz a oler, las manos a sentir, los oídos a seguir la música de los improvisados profesionales que hacen parar a todos, hasta a los niños que siguen el ritmo con pies chiquititos.

Entre el cielo y el suelo el High Line, y en el High Line el paraíso.

1 comentario:

  1. FANTÁSTICO comentario.... más bien invitación!!!!! Y admirablemente escrito... GRACIAS.

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