Mudo. Así queda el visitante antes, durante y después de visitar el Guggenheim |
Uno de los planes más espectaculares que hay para hacer en Nueva York es visitar el Museo Guggenheim, diseñado por el famoso arquitecto Frank Lloyd Wright. No sólo tiene obras de arte emocionantes, como la hermosísima María Teresa de Pablo Picasso –mi preferida del Museo, se llama Mujer con cabello rubio-, sino que el edificio es emocionante en si mismo. La fachada, a la que los expertos le dicen zigurat invertido, lo deja a uno sin aliento. Llegar a la Quinta Avenida, entre las calles 88 y 89 y mirar a la izquierda el Central Park y a la derecha el Guggenheim es uno de esos momentos cinematográficos en los que por pocos segundos lo dejan a uno estar en la película.
El segundo gran instante de este paseo es la entrada al edificio. Mirar el zigurat desde adentro abajo hacia la cúpula es increíble y todo el mundo toma su foto con gran felicidad. Me gusta el hecho de que el sistema de audio lo recibe uno gratis con la compra de la entrada. Este sistema es clave para entender las obras y su dimensión histórica y artística.
Cuando uno cree que el edificio ya lo sorprendió bastante y que ahora sí empezará la experiencia clásica del museo, Wright tiene preparado algo más. Su Guggenheim se recorre como un espiral hacia la cima y no hay salas. Las obras están colgadas en las paredes y hacen parte del recorrido. De cuando en cuando es bueno parar y mirar hacia abajo, para tener la vista complementaria de la foto de la entrada. Sólo vista porque no dejan tomar fotos estando en los corredores interiores. Pero no hay problema, el mejor álbum es la memoria y este recorrido es único, maravilloso e inolvidable.
Tip: ir temprano, hacer el recorrido y terminar con una visita al Gift Shop. Tienen elementos decorativos para la casa muy lindos y de muy buen precio. El almuerzo tiene que ser en The Wright, el restaurante del Museo. Mi recomendado: Pizzetta artesanal de jamón serrano.
Este museo es ESPECTACULARRRRRRR!
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